Ayer en la mañana me desperté. Fue raro. Hace tiempo que no me pasaba. En general simplemente me doy cuenta que estoy despierto, quedándome con la duda de si en algún momento llegué a no estarlo. La parte rara, ayer en la mañana, fue saber con certeza que sí, llegué a no estarlo. Saber cualquier cosa con certeza me resulta desconcertante, no estoy acostumbrado.
Uno se puede morir de insomnio. Eso lo leí en Dinosaur Comics. Dinosaur Comics es como el New Scientist para mi, o lo que sea que lee la gente en castellano. Conozca Más. Dinosaur Comics es como el Conozca Más para mi; es mi principal fuente de información (Muy) interesante sobre temas misceláneos. ¿Sabía Ud. que las hormigas no duermen? Y los osos solamente nacen en invierno. Ahhhh, debe ser por eso que viven tan poco. Las hormigas, no los osos. (¿Se imaginan un oso con insomnio? Tres meses dando vuelta en la cama.) En realidad, para ser brutal y salvajemente honesto, no tengo idea cuanto tiempo vive una hormiga. Lo reconozco. Soy completamente ignorante en lo que respecta al ciclo de vida hormiguil. Supongo que podría buscar esa información en alguna enciclopedia en línea o cómic de reptiles mesozóicos, pero me da pereza y no es eso lo importante. Lo importante es que no viven mucho, y me pregunto si hay alguna relación entre eso y el hecho de que no duerman. Si es así estoy cagado.
¿Pero qué pasa si uno sufre de insomnio crónico y se muere? ¿No es la muerte el sueño eterno? ¿Que pasa si por decreto universal a uno no le está permitido dormir? Bueno, de ahí vienen los zombies. Los zombies son una metáfora sobre los trastornos del sueño, así como los hombres lobo representan la menopausia. Frankenstein y los problemas al riñón. Mary Shelley era especialista en enfermedades renales y linfáticas. Su primera obra, "Tratado Sobre Afecciones a los Ganglios Basales en Sujetos de Estatura Media", tuvo un éxtio moderado dentro de la comunidad médica pero no se convirtió en el best seller internacional que la autora esperaba. Por ello, para su segunda investigación decidió utilizar un enfoque distinto, optando por representar sus conclusiones médicas a través de un entrañable monstruo en busca de amistad. El conmovedor grito de "It's alive!" del Profesor Alberto J. Frankenstein resuena en lo más profundo de nuestro ser porque le habla directamente a nuestras visceras: más específicamente, a las papilas renales.
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